En medio del mundo en que vivimos, donde la destrucción de
los recursos naturales es parte del día a día, la pobreza aumenta a pasos
acelerados y existe gran cantidad de conflictos y violencia entre los miembros
de las sociedades, es necesario que cada uno de nosotros hagamos conciencia de
la responsabilidad que tenemos, con nuestras conductas, en la erradicación de
estos males que nos aquejan y que sin duda, ponen en riesgo la continuidad de
la vida, tal como la conocemos, en el planeta.
Es por esto
que es de gran importancia tratar de mejorar muchas de las costumbres que el
ser humano ha venido realizando desde tiempos pasados que han contribuido al
detrimento de la vida propia del hombre y demás seres que habitan la Tierra.
Con el fin de contribuir en alguna
medida a la conservación de los recursos naturales, en la empresa para la que
laboro hemos tratado de establecer un código de conductas que sean amigables
con el medio ambiente y el cual es cumplido a cabalidad por quienes ahí
laboramos.
En primera instancia, es deber de
cada persona no encender una cantidad mayor de equipos de los que se realmente
se requieren, con el fin de evitar un gasto innecesario de corriente
eléctrica. De igual modo, las luces de
las diferentes oficinas, no deben permanecer encendidas en horas de la mañana, cuando
no son requeridas.
Se tiene una política de reciclaje
donde todo material que es reutilizable debe ser depositado en los recipientes
que han sido destinados para la recolección de cada tipo de desecho (aluminio,
plásticos, papel y cartón y vidrio). Por
la naturaleza de la empresa –diseño en ingeniería estructural y arquitectura-
grandes cantidades de papel suelen ser recolectadas para reciclaje.
Cabe destacarse además, la promoción
del auto compartido dentro de los empleados que viven en zonas cercanas, la
cual es una gran medida para reducir el consumo de hidrocarburos y la
congestión de las carreteras.
Como medidas de acción social, en
busca de contribuir con el mejoramiento de las condiciones de vida de los más
desfavorecidos, en diversas épocas del año se recolectan algunos útiles o
víveres que se donan a algunas instituciones o familias de conocidas carencias
económicas.
Las
anteriores medidas son algunas de las muchas que nosotros como personas
conscientes de la problemática social, ambiental y económica que aqueja al
mundo moderno podemos implementar, no sólo en nuestros entornos de trabajo,
sino también en nuestras familias, comunidades y centros de estudio, con el fin
de ir creando una cultura de respeto por la naturaleza y el prójimo. En esto, es de vital importancia la educación
y los valores que inculquemos a los niños desde pequeños, ya que sólo así
lograremos que las futuras generaciones no incurran en los mismos errores que
se han venido cometiendo por décadas – tal vez siglos- y que son los
responsables de los males antes mencionados que hoy sangran nuestras
sociedades.
La participación del gobierno, las
instituciones públicas y entidades privadas en campañas ambientales y de
justicia social es vital para que se logre hacer conciencia del verdadero
peligro al que nos enfrentamos de seguir por el camino que hace tiempo
decidimos tomar. Sin embargo, no debemos
esperar a que alguien más tome la iniciativa en este cambio de mentalidad
general en la población y por el contrario, debemos tener presente que cada
aporte nuestro, por pequeño que parezca, es de vital importancia para el
mejoramiento del mundo en que vivimos y que sólo si cada uno de nosotros logra
reflexionar y modificar nuestras conductas que atentan contra el ambiente y la
vida en sociedad, lograremos dar el giro esperado.
Bibliografía:
·
Naciones
Unidas, Carta a la Tierra, 2000.